lunes, 9 de febrero de 2009

DE FAROS Y BRUMAS (cuentaforismos)


Cuentaforismos tomados del libro
DE FAROS Y BRUMAS
Miguel Angel Russo Lovera



Un día, el cometa descreyó de su equilibrio cuando por primera vez miró hacia atrás y vio su etérea e inestable estela.


Y cuando terminé de llorar por las oportunidades perdidas, abrí los ojos, vi a otras muchas alejarse por el oeste y una multitud insinuándose en el este.


Fuiste cálido con tus congéneres y en tus inviernos hallaste el abrigo de su calidez.


Las culpas engendraron miedos y los miedos procrearon culpas… y no supieron quién era quién.


Había una vez un valle, rodeado de desiertos, que se jactaba de su fertilidad, con la cual daba vida a una vegetación y una fauna variada y exuberante que se perfeccionaba día a día. Y con la perfección aumentó el sentimiento de omnipotencia: nada podría detener su crecimiento.
Sin embargo, con modestia y mucha cautela, las arenas del desierto comenzaron a invadir el valle. Grano a grano. Casi imperceptibles. Hasta que fue demasiado tarde y la omnipotencia se tornó impotencia y el valle fértil, un páramo.


Millones de veces, el Mentiroso fue perdonado y creído nuevamente. Hasta que una vez cometió el error de creer en su propia mentira. Fue entonces que nadie volvió a fiar de su palabra.


Y la Nostalgia hizo peligrar el goce de lo posible por causa de lo imposible.


Así, anclado en el pasado, el presente se convirtió en un viejo navío poblado de fantasmas sin futuro.


Aunque Marcos ya era un anciano cuando su castillo de sueños se derrumbó, aún tuvo tiempo para edificar vivencias nuevas sobre los viejos cimientos.


Para que el Coraje capitaneara nuestra travesía, nos amotinamos y destituimos al Temor de ese cargo. Este escapó y se escondió en alguna parte de la nave donde no lo pudimos encontrar. Así, a pesar de todo, el Temor continuó el viaje con nosotros.


Quedé muy triste cuando una noche tuve un sueño que se perdió. Lo busqué, incansable, sin encontrarlo. Sin embargo, no perdí la esperanza y me mantuve alerta en el reposo. Y con el transcurrir del tiempo fue grande mi alegría al verlo regresar en puntas de pie disfrazado de otro sueño.


Como la tristeza, la nube se desgranó en gotas, y las gotas se fundieron en nube otra vez.


Después de investigar durante siglos, el Decano de los Sabios descubrió que hay pequeños faros envueltos en las cotidianas brumas de la incertidumbre humana.

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